Indagan lazos de la ciencia con la narrativa

Nota de Israel Sánchez publicada en el periódico Reforma, en torno al ciclo la ciencia en la narrativa latinoamericana, por Miguel Tapia




Cd. de México (5-Jun-2021).- 12:00 hrs..-
Jugando con la idea de la ciencia como sistema de representación y de conocimiento del mundo, autores como Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares propusieron en su obra mundos distintos a partir de ideas científicas paralelas.

"Son universos que podríamos en algunos casos incluso llamar fantásticos, pero a partir de una idea científica", remarca en entrevista telefónica el escritor Miguel Tapia (Culiacán, Sinaloa, 1972).

Aquello constituye uno de los muchos ejemplos de cómo la literatura de Latinoamérica se ha apropiado de los métodos, los conocimientos y las producciones de la ciencia para transformarlos en material literario, tal como Tapia lo deja patente en el ciclo de charlas "La ciencia en la narrativa latinoamericana", que arranco el miércoles en la Casa Estudio Cien Años de Soledad, con un programa que se extenderá hasta el 7 de junio.

"Puede haber muchos aspectos distintos que han interesado a muchos escritores y escritoras, y que ellos han utilizado para integrarlos en sus obras de maneras muy variadas.

"Ya sean los mismos conocimientos científicos, las teorías; pero puede ser también, por ejemplo, el mundo de la ciencia, sus protagonistas, sus instituciones. O la aplicación técnica de la misma ciencia", detalla el doctor en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Sorbonne-Nouvelle Paris 3, y actual profesor en la Universidad Paris-Est Créteil.

Otro caso, ilustra Tapia, es el del político y escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento, para quien la ciencia ocupa un plano social y resulta indispensable para que las naciones se beneficien del progreso. Mientras que otros autores, como Jorge Volpi o Juan Villoro, se han interesado más en aspectos históricos o anécdotas de la vida de científicos.

"Vamos a hablar un poco también de elementos abordados sobre todo por autoras, en donde se hace una crítica del mundo de la ciencia como un mundo creado desde cierta postura de élites tanto académicas como políticas e incluso económicas, y que también han dejado de lado a ciertas comunidades, incluidas por supuesto las mujeres, como ha sido en otros aspectos de la vida".

Juan José Arreola, Angélica Gorodischer y Benjamín Labatut, entre otros, también figuran en el programa definido por Tapia, quien ha estado inmerso en este tema desde hace tiempo, investigando, generando trabajos académicos y reuniendo material.

El autor de Los ríos errantes y Tumbas de agua rememora que física y matemáticas fueron de sus materias favoritas cuando era estudiante. Y en algún momento surgió en él la pregunta sobre por qué le interesaban cosas que parecían tan distintas —ciencia y literatura—, pero que en el fondo inspiraban en él una satisfacción muy parecida.

Algo similar parece estar detrás del hecho de que estos autores latinoamericanos, varios de ellos de los más destacados en la historia de las letras de la región, incorporaran estos elementos procedentes del ámbito científico sin ser ellos especialistas en dicha materia.

"(Es por) el interés auténtico que podemos sentir todos por las preguntas de la ciencia, que son preguntas que a todos nos conciernen y que la humanidad se ha hecho desde el inicio de los tiempos. Hemos intentado muchas respuestas distintas a todas estas preguntas, y algunas son realmente fascinantes.

"Creo que es básicamente eso, esa fascinación intelectual que despiertan las teorías científicas y esas explicaciones que puede elaborar la ciencia, lo que despierta ese interés", estima. "Y después, desde luego, la manera en que esto se puede combinar con un interés más literario, más artístico, con objetivos más estéticos. Y de cómo se presta la combinación de ambos materiales para elaborar propuestas literarias que realmente funcionan".

En otros casos, contrapone Tapia, ha sido más bien una tesis de rechazo hacia las propuestas de la ciencia lo que ha empujado a algunos autores a escribir, tratando de refutarlas. Sin obviar el interés por lo social y lo práctico, que concierne más a los efectos de la aplicación técnica que se ha hecho de la ciencia en sí misma.

"Y ahí tenemos muchísimos casos de personas que han visto cómo el mal uso del conocimiento científico nos ha llegado a poner en graves aprietos e incluso al borde de la autoexterminación, como se ha pensado en varias etapas de nuestra historia. Entonces, ese también es un interés auténtico que va un poco más allá, que se refiere a otros aspectos", comenta el autor.

A partir de todo esto, Tapia comparte en la Casa Estudio Cien Años de Soledad una serie de reflexiones sobre cuál es la idea que de la ciencia se han hecho estos autores y autoras; cuál es su visión de lo que la ciencia significa para nosotros como personas y como comunidad, y cuál ha sido propiamente nuestra relación con la ciencia.

El ciclo forma parte de un programa de divulgación literaria dirigido por Villoro bajo auspicio de la Fundación para las Letras Mexicanas, con la participación de las universidades Veracruzana y la Autónoma de Nuevo León.

Se transmite virtualmente cada miércoles hasta el 7 de julio por las cuentas de YouTube y Facebook de las instituciones convocantes.



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